Como organización social estamos conformados por un equipo interdisciplinario de profesionales que trabajan bajo el enfoque psicosocial, el cual incluye los principios de dignidad, apoyo mutuo y solidaridad desde un enfoque de derechos humanos y derechos de los pueblos, con enfoque diferencial de género en procura del bienestar y la salud emocional de las víctimas del proceso genocida en Colombia.
Esto implica, una acción centrada en el fomento de prácticas relacionales basadas en el reconocimiento y la valoración del ser humano tanto en su esfera individual, como en su esfera colectiva, así como en el ejercicio de la construcción de lazos sociales y comunitarios; en pro de mejorar la calidad de vida, a través de acompañamientos psicosociales ya sea a nivel individual o grupal con familiares de detenidos y presos políticos, sobrevivientes de prácticas sociales genocidas. Desde el área psicosocial se trabaja el daño generado en la dignidad humana, en el impacto y las afectaciones emocionales que continúan y se profundizan a través del tiempo, en la permanencia del status quo del silencio y la impunidad estatal.
Desde el acompañamiento psicosocial se dan herramientas para reconocer el ser humano como sujeto en relación y en construcción con otros y otras; el cual es a travesado y se construye desde distintas condiciones superpuestas entre sí, estas son biológicas, psicológicas, histórico-sociales, culturales, económicas, y políticas, el cual definen a la persona en un proceso sistémico de interacción social, comunicativa y simbólica que implica la importancia del reconocimiento de la agencia y la autonomía personal, esto con la finalidad de llevar una construcción y/o reconstrucción de la colectividad que se da con el fin de transformar sus realidades como sujetos políticos.
Para concluir, desde el ejercicio sociopolítico se desarrolla procesos colectivos, significados y sentidos, afrontamientos y factores de resistencia individual y comunitaria. Procesos de reivindicación social, luchas populares y políticas que constituyen a sujetos sanos, vivientes, sobrevivientes, que a pesar de o incluso algunos síntomas, tienen la capacidad de sobreponerse al dolor y al sufrimiento, para afrontarlo, transformarlo y transformarse a sí mismos y a la sociedad en que habitan desde el ejercicio de la memoria como herramienta de lucha y resistencia.