13 de septiembre de 2024
Con el caudal del río de Oro de fondo, llevando por su paso una canoa, observamos el mural realizado por los artistas: Fidel Castro Cabello, originario de Cuba y Jhon Medina, de Bucaramanga, Colombia. Esta pieza busca retratar la dignidad campesina y la fuerza del pueblo Barí a través de dos mujeres que sostienen un machete y un rayo, respectivamente, un símbolo de la resistencia de los pueblos de la región del Catatumbo.
El mural fue realizado durante el Encuentro Internacional de Víctimas-Sobrevivientes de Procesos Genocidas: Memoria Viva y Resistencia el 19 y 20 de agosto del 2024 en la vereda La Pista, en el municipio de Tibú, Norte de Santander. Un espacio en el que participaron cerca de 500 personas integrantes de organizaciones de víctimas de crímenes de Estado, defensores y defensoras de derechos humanos, comunidades campesinas y pueblo indígena Barí, así como representantes internacionalistas del Argentina, nación Mapuche, Cuba y Venezuela, al igual que juristas de Italia, Países Bajos y Canadá.
Esta pieza tiene un componente reivindicativo importante para la comunidad, pues la realización del mismo fue producto del trabajo colaborativo de integrantes del proceso Festival del Río, así como miembros de la Junta de Acción Comunal de La Pista y otros habitantes de la zona, quienes construyeron esta pared ( 3m x 4m) en la entrada de la vereda como símbolo de la resistencia de los pueblos y de la memoria viva ante los hechos que ocurrieron en este sector del Catatumbo.
Hace 25 años las estructuras paramilitares, apoyadas por las fuerzas militares del Estado, llevaron a cabo una incursión violenta en La Pista con el fin de profundizar en el modelo extractivista, imponer los monocultivos y romper con la vida que llevaban los campesinos en la zona. Estos hechos generaron el desplazamiento de toda la comunidad, así como la muerte, desaparición forzada y el miedo, propios de un proceso genocida que dió como resultado el abandono de sus viviendas; convirtiendo La Pista prácticamente en un pueblo fantasma.
Muchas de estas familias cruzaron la frontera y huyeron a Venezuela ante la fuerte violencia paramilitar, escena que quedó plasmada al lado izquierdo del mural donde observamos a una familia buscando un mejor futuro. Hoy, 20 años después de estos hechos, los campesinos y campesinas de la zona vienen reconstruyendo este territorio a través de la conformación de la Junta de Acción Comunal, la escuela de la vereda y otros espacios que invitan a sus antiguos habitantes a volver a sus tierras.
Por esto, la memoria viva y la resistencia hacen parte de los símbolos que se plasmaron en este mural y que en conversación con sus realizadores, nos invita a soñar con un mundo diferente:
- ¿Cómo fue el proceso de construcción del diseño del mural?
Jhon: En primera instancia, Equipo Jurídico Pueblos nos compartió la información de los hechos ocurridos en la masacre y otros elementos del entorno, estuvimos indagando y un amigo nos compartió un libro sobre mitología Barí que usamos para complementar de forma simbólica el paisaje. Un elemento clave fue el río, parte esencial de todo el entorno. El trabajo se realizó en conjunto con la comunidad, ya que se presentó el diseño previamente y ellos realizaron aportes que dieron con el resultado final del diseño.
- ¿Qué elementos se incluyen en el mismo y que buscan representar?
Jhon: Dentro del diseño, como escena principal, está contemplada la atmósfera del río y sobre ella la canoa, un elemento muy importante a la hora de atravesar el Río de Oro. Entonces sobre ella van elementos que corresponden al pasado y al presente y en el medio va lo simbólico de la fuerza campesina e indígena de la comunidad Barí, ella sostiene el trueno y la mujer campesina sostiene el machete. Del lado izquierdo del muro, se encuentra una referencia artística de un pintor de antioquia que se llama Antonio Cano, él pintó la obra “Horizontes”, entonces está el campesino señalando el lado de la orilla al que se dirigen, al lado está su esposa con un bebé, sus miradas se enfocan al horizonte, hacia el futuro del hijo, al lado está Camilo Torres y también están en la canoa los frutos que se cosechan en la zona, está el cacao, la planta de yuca, está el maíz, el plátano, y también se encuentra la piña como parte de la simbología Barí que ellos se reconocen hijos de la piña. Hay un pescador, una atarraya y está quien conduce la canoa. En cuanto a los colores, el paisaje es demasiado verde, en representación a todo lo que ocurrió; el elemento central son las manos juntando fuerzas, esto rompe el paisaje, pero busca simbolizar la juntanza de las comunidades alrededor del espacio.
- ¿Cómo fue el proceso de elaboración del mural y por qué en este lugar?
Fidel: El proceso de realización del mural tuvimos que planearlo previamente porque debíamos tener en cuenta el factor tiempo, teníamos solo dos días para realizarlo. Entonces, decidimos aplicar un método que se llama cuadrícula orgánica, en la cual nos ayudaron personas de Equipo Jurídico Pueblos y de la comunidad, esto consiste en llenar de trazos y de formas el muro y sobre esos trazos, hicimos un montaje digital del diseño del mural, es decir, lo dibujamos a líneas, hicimos el montaje y luego lo trazamos en la pared guiándonos por eso que llamamos cuadrícula orgánica. Luego, iniciamos a aplicar el color, partiendo de las áreas generales como el río, la vegetación, el cielo, la canoa y las formas principales de los personajes, es decir, su síntesis. Luego de este paso, empezamos a configurar los detalles de cada componente del diseño hasta llegar a un estado de acabado, de definición, que consideramos idóneo. En cuanto a la locación, fue un espacio seleccionado por la comunidad para que tuviera visibilidad, está ubicado justo al lado de la vía y el muro también fue construído por personas de la comunidad, con mucho rigor, que cobra una dimensión simbólica también porque se encuentra cerca de una ceiba antigua que se está convirtiendo en un referente para la comunidad.
- ¿Cuál fue la reacción de la comunidad al momento de revelar el trabajo realizado?
Fidel: La comunidad tuvo una reacción muy positiva y muy bella al momento de la inauguración del mural. Yo considero que fue muy emotiva porque se realizó al medio día y en medio de ese sol tan fuerte, muchas personas fueron allá, escucharon las palabras, me parece que tuvo un impacto muy fuerte en la comunidad. Siento que tuvo muy buena recepción y que las personas se sintieron identificadas con lo que allí se pintó. Y para nosotros como artistas, haber logrado eso, fue una gran conquista.
- ¿Cuál es el sentido de hacer un mural? ¿Cuál es su importancia política y social?
Fidel: Pienso que hacer murales tiene un sentido y una razón de ser en el ámbito social muy fuerte porque el mural de alguna forma ofrece un ámbito democrático para la circulación de la imagen artística. Es decir, que las personas no necesariamente tengan que ir a un museo o una galería de arte para encontrarse una obra de calidad, una obra bien hecha y una obra que los identifique como comunidad. Entonces, en una dimensión política, siento que el muralismo democratiza el acceso de las comunidades a las obras de arte, a las prácticas artísticas.
- Como artistas, ¿Qué representó este trabajo a nivel artístico y personal?
Fidel: Para nosotros como artistas el mural fue muy satisfactorio. Lo consideramos un gran resultado porque tanto la valoración que hace la comunidad como la que hacemos nosotros desde criterios técnicos, estéticos y simbólicos, son muy parejas, muy altas, nos sentimos muy felices y sentimos mucha satisfacción y realización personal y creativa con este resultado.
0 comentarios