Víctimas

En el área de víctimas del Equipo Jurídico Pueblos acompañamos y representamos víctimas de crímenes de Estado y del proceso genocida. Propugnamos por la organización de las víctimas como sujetos políticos, integrantes del movimiento popular que resiste a los procesos de exterminio físico y simbólico, a través de un trabajo interdisciplinar a partir de sus aspiraciones en la búsqueda de verdad, justicia, reparación integral y garantía de no repetición.

En nuestro ejercicio, advertimos la existencia de una política patriarcal y capitalista, diseñada desde el más alto nivel político y económico, que viola sistemáticamente los derechos humanos; que confluye con el conflicto armado interno; que genera escenarios de impunidad; y, además, perpetúa las condiciones necesarias para la destrucción de la identidad de grupos sociales que propugnan por relaciones de autonomía y gobierno propio; es decir, un genocidio de carácter reorganizador.

En este escenario adverso para las víctimas, actuamos desde el litigio estratégico en procura del castigo a los más altos responsables de graves violaciones a los derechos humanos y delitos internacionales. Al tiempo, reivindicamos los escenarios de justicia construidos desde los procesos populares, como los Tribunales Internacionales de Opinión, la justicia comunitaria, entre otras formas. Nuestro trabajo está encaminado a la lucha transgeneracional contra la impunidad, que, a su vez, se cimienta en la construcción de memoria viva que libera, transforma y llama a la movilización.

Promovemos la verdad como aquella que permite comprender las dimensiones del proceso genocida; conocer sus planificadores, beneficiaros y financiadores. Esa verdad vivida y narrada por las víctimas, que va más allá de la verdad procesal. De igual forma, propugnamos una reparación integral y unas garantías de no repetición que permitan desmontar las estructuras de poder que originan las violaciones de derechos humanos, impunidad y la inequidad social.

Nuestra praxis está inspirada en la Declaración de Argel. En ese sentido, distinguimos entre el discurso fetichista e instrumentalista de los derechos humanos y la lucha de los pueblos por conquistar y defender los mismos, debido a que los primeros solo son posibles con la concreción de los derechos a la autodeterminación y a la existencia de los pueblos del mundo.

La lucha contra el negacionismo, el terrorismo de estado y el genocidio es una bandera del movimiento de víctimas y en general del movimiento popular; por ello, desde nuestra praxis rechazamos la pretensión de explicar las graves violaciones de derechos humanos como hechos aislados, ocultos en el manto del conflicto armado interno; la aplicación de la doctrina del enemigo interno; el uso del terror en defensa del sistema capitalista; y el ascenso del neofascismo impulsado por las élites políticas y los centros de pensamiento hegemónicos.

Por último, revindicamos los proyectos y sueños de una nueva sociedad por los que muchas de las víctimas y organizaciones fueron asesinadas, desaparecidas, desarraigadas o torturadas. La lucha contra la impunidad y el negacionismo es la lucha de los pueblos por su emancipación.