A CLARA, POR INTERESARSE. A MI FAMILIA

 

 

 

Por: Miguel Bilbao, Poeta
Asistente al taller de Comunicación Digital de la Cooperativa Esquina Libertad
Recluido en la Unidad Penitenciaria N° 34 Melchor Romero
Argentina, 26/06/22

Alguna vez, alguien dijo que las paredes son la imprenta de los pobres. Y las cárceles están repletas de pobres. Desde que entré al sistema penitenciario, nunca dejó de llamarme la atención las cosas que mis antecesores dejaron grabadas en las paredes. Oraciones y plegarias a Dios, su nombre, su barrio, el de su familia, hijos e hijas, corazones  echados, juramentos de venganza contra la autoridad y alguna que otra incoherencia. Estas son cosas que suelen leerse en los bloques que erigen las paredes de las celdas en que vivimos. “Casa Grande” le dicen los presos viejos al pabellón; “yompa” los más jóvenes. Pero todos le decimos rancho a la celda, ranchito, porque a la celda se la cuida, se la respeta, con el tiempo hasta se le tiene cariño. En el cautiverio, el pabellón es el mundo y el rancho el hogar, el refugio donde desaparecer un rato. A veces se torna agobiante la vida en el encierro, pero otras tantas el ranchito es la única forma de lidiar con ese mundo (que siendo sinceros) todos queremos abandonar: cada bloque un familiar, una alegría, un amor; cada ladrillo un dolor, una pena, un día más. ¿Cómo llenar de sentido, entonces, los ladrillos del encierro? ¿Tiene sentido pagar con años de nuestra vida por delitos excarcelables? ¿Cómo nombrar el vacío? ¿Cómo llenar el cautiverio obligatorio? Tomo un bloque y lo miro, lo palpo: pesa mucho. De un lado dejo un beso para la Sofi, mi sobrina. Del otro lado del bloque tacho los días que me roba la reja, en forma de palitos. Tomo otro bloque, pesa más, debe ser el cansancio, tiene exactamente las mismas dimensiones que el anterior pero es más pesado. De un lado, el nombre de la petisa con la que sueño todas las noches, desde hace 10 años, Paula, Paula y siempre, ahora, Paula firme, Paula valiente, hermosa. Del otro lado del bloque, la cara de Dante bebé, Dante bebé siempre, Dante bebé para siempre, Dante dolor de la gran puta, pregunta sin respuesta, aprendizaje, Dante bebé perpetuo, Dante bebito hermoso. Toma más bloques y pongo más nombres, Mamá, Montserrat, Bogotá, Vicky, Iara, Bruno, Titi, pasto, quesito, berenjenas al escabeche, ocaso, estrellas, arroyo, silencio, amado silencio que se ha ido, plenitud que algún día volverá. Cuando me quiero dar cuenta todo mi ranchito está impregnado de lo que soy, lo que siento, lo que me falta, lo que amo, es otro ranchito, ahora late, tiene olor a partidito y lagrimones, ya no me es ajeno, quiero leerlo, escucharlo el tiempo que sea necesario para poder acomodar sus bloques, los años que necesite para que de cada grieta salga una razón, una flor, un mañana… un motivo para nunca más volver a este ranchito.

Equipo Jurídico Pueblos

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