Cárceles

El área de cárceles se sustenta políticamente desde el entendimiento de que las prisiones se han impuesto en Colombia como una herramienta por parte del Estado, para profundizar el proyecto genocida en contra de la población, específicamente en contra de la clase popular y de todas aquellas personas o agrupaciones que se oponen a todas las políticas de muerte y violencia que quieren mantener la pobreza y el sometimiento como modelo de vida. En este sentido, la prisión funciona ideológica y físicamente como un sitio de tortura en el cual se encierra al indeseable, al pobre y al disidente, generando temor en la “sociedad libre”, y como consecuencia, el desprendimiento de éstas de la responsabilidad de pensar en los problemas que realmente afligen a nuestras comunidades. La prisión es entonces un dispositivo de poder y disciplinamiento que se pone en función del control social y político a favor de un sector dominante del país.

Pero, partiendo igualmente del entendimiento de que las de las personas privadas de la libertad tienen unas necesidades concretas e inmediatas, las actividades del área de cárceles se enmarcan en el ejercicio de la defensa de los Derechos Humanos y por ello, se llevan a cabo acciones de acompañamiento y asistencia, las cuales van dirigidas a realizar un seguimiento a la situación carcelaria del país, a través de información procedente de los colectivos de presxs políticxs y sociales de distintos centros de reclusión además de sus visitas. Esta información es insumo para la elaboración de informes con destino a organismos nacionales e internacionales.

De igual manera, el área de cárceles realiza denuncias por hechos de tortura, tratos crueles e inhumanos que de forma sistemática se presentan en las prisiones del país. Acudiendo entonces a acciones judiciales y comunicativas con el propósito de dar a conocer la situación, estimular la solidaridad entre organizaciones y pueblos oprimidos, además de exigir a las autoridades estatales la adopción de medidas y solución oportunas y efectivas.

Se destacan las jornadas anticarcelarias,  en las que junto con familiares de personas privadas de la libertad, organizaciones populares, artistas barriales, colectivos artísticos, ex detenidas y ex detenidos, la academia y demás expresiones anticarcelarias, se ha convertido en un espacio de reivindicación y denuncia, con lo que se pretende no solo alzar la voz contra la la barbarie del presidio, sino acompañar simbólicamente a quienes siguen resistiendo tras los barrotes.